VULGO RELATOS El curioso caso de la ‘bedel’ del cocos campus
VULGO RELATOS El curioso caso de la bedel del cocos campus
9. m. Ser imaginario con que se mete miedo a los niños.
Año 2022 / 20 de julio. Un hombre de buena percha sale de su oficina a la calle a media tarde; dos preadolescente en un banco. Tras su paso enfrente escucha: Si no me compran un móvil cómo voy a llamar a la Poli.
Momentos después recuerda que, tras la media mañana, tras ir a comprar el pan y pararse de vuelta por el mismo camino delante de las esquelas de la Iglesia, unas chiquillas y chiquillos están sentadas o cerca en los escalones de la entrada principal.
Una mujer mayor que lee las esquelas, numerosas estos días, alrededor del 18 de julio, comenta a nuestro hombre:
Son de mi edad, ya me tocará pronto… El hombre le menciona con cariño mientras reanuda su marcha que eso no lo sabe nadie; joven, adulto, mayor … Cuántos caerán antes que usted o yo y con menos años ¡!
Al final del callejón aparece como con estado de sorpresa un policía local móvil en mano entrado en la calle en sentido inverso. Saludo protocolario.
Ahora recuerda que de mañana, a primera hora, cuando estaba desayunando en el balcón, un hombre mayor le ve mira como con sorpresa desde lejos, desde una calle de salida de un centro privado llamado cocos campus o similar. El señor mayor, parece un abuelo, para de golpe, saca el móvil y llama.
El hombre de buena percha, desde el balcón, siente que ha sido una reacción rara.
Horas después, de regreso a su oficina a medio día, otro abuelo o similar le mira mientras se acerca, hace un gesto mínimo de desprecio saca el móvil de los llamados inteligentes y gira alejándose unos metros del hombre que regresa de tarde a trabajar a su oficina.
A MEDIA MAÑANA VIO POR CASUALIDAD A UNA MUJER DE MEDIANA EDAD CON MELENA RUBIA QUE SE PARECE MUCHO UNA BEDEL del CoCos que es de melena obscura. ¿Y si es la misma? Está en la puerta del centro.
Si es así, esa persona estuvo convenciendo a personas normales, clientes del lugar, para que llamen a las fuerzas de seguridad si se encuentra con el hombre.
Se ve que ha estado un mes de vacaciones y ahora ya intenta lo mismo, pero ahora con abuelitos y nietos que aún no tienen móvil:
ERGO, les ha tenido que enseñar la imagen, la foto, del hombre marcado y difamando por lo que se ve a lo bestia.
Qué curioso. Es vulgo y está empoderado: ¡cuidado! O tal vez sufra una especie de minusvalía mental. Porque… ¿Quién pagaría por difamar a una persona buena, un ángel?
Sólo personas manipuladoras, corruptas y maliciosas que saben manejar a miembros del vulgo pueden crear un bucle así… ya funciona solo y se activa cada vez más veces gracias al chismorreo digital.
cocos
RAE 9. m. Ser imaginarios con que se mete miedo a los niños.
vulgo Del lat. vulgus.
RAE 2. m. Conjunto de las personas que en cada materia no conocen más que la parte superficial.
ACTUALIZACIÓN 24 08
El miércoles 23 de agosto tres féminas caminan como en dirección al edificio de su casa, hay un restaurante debajo. El hombre se encamina con el mismo destino pero desde un ángulo diferente.
Las tres chicas resultaron ser una mujer adulta tal vez madre de pelo rubio, melena y muy buena presencia, una joven tal vez universitaria y una niña. Ésta emprende una carrerita al ver al hombre que se acerca, se apoya en la sombra móvil en mano delate de la esquina de su casa: gafas gordas, melena rubia y móvil con pantalla en mano-
El hombre pasa entre las tres; la madre y mujer joven a unos siete metros a su derecha, la niña a unos dos a su izquierda. Saluda a las adultas con un buenos días protocolario y entra en su destino. Son las 14:39 horas.
¿Iban al restaurante o la niña se puso de cebo vivo tras la difamación de un mes antes en el Cocos?
Tal vez las dos cosas.
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ACTUALIZACIÓN 25 08
Ahora recuerda que semanas antes se asomó a la ventana de su gran oficina tras un rato largo de personas hablando muy alto, como para llamar la atención de alguien. Voces jóvenes. Eran unos chiquillos, una niña.
Es la misma que aparece con otras en verano carteras en mano como de mochila cruzándose en su paso un día como de rastro, con mucha gente y puestos en la calle, semanas después. Al rato, entre tanta gente, el hombre sin parar la marcha hacia su destino usual y diario a esa hora mira hacia atrás un momento:
A veces personas le hacen foto tras su paso. pero no vio a nadie con ese gesto. Metros después. Más adelante, una mujer hecha y derecha le mira con gesto de enfado. El color de su pelo es parecido al de la chiquilla que hablaba alto en su oficina semanas antes y tal vez una de las de las mochilas escolares.
Si no es casualidad, ¿Cuántas veces habrán estado forzando algo así? Y estas criaturas ¿cómo almacenaran en su desarrollo futuro esas esperas? ¿Alguien se ha vuelto loco o son cosas de vulgo?
Cómo conseguir que ‘La Policía’ se interese por alguien:
Difama entre personas, mejor entre vulgo o rebozadas de prejuicios, para que llamen a su paso.
El incremento de casos de ‘anomalía mental’ con la pandemia ayuda mucho.
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