CRÓNICA TRAS UN AÑO Los 4.000 refugiados ucranianos en Castilla y León: de la emergencia a la integración

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María Rosado

Valladolid. Un año después de que Rusia declarase la guerra a Ucrania son unos 4.000 los refugiados ucranianos desplazados a Castilla y León en ese tiempo, la mayor parte mujeres y menores, que tras una primera etapa de emergencia de protección internacional buscan ahora integración social y laboral, mejorando sus competencias para acceder a un trabajo, conscientes de que su vuelta a casa no será tan inmediata como pensaron.

«Es gente muy dura, muy echada para adelante» aunque después de un año fuera de sus hogares, de los que salieron con casi lo puesto, el «desgaste emocional es fuerte», porque en muchos casos una parte de la familia sigue en Ucrania, refiere a EFE Daniel Duque, responsable de la asociación de atención a inmigrantes Accem en Castilla y León.

Tras las fotos de las primeras semanas y meses de llegadas constantes de mujeres y niños de Ucrania, en una guerra muy «mediática y cercana», los refugiados no han tenido problemas de acogida en una Castilla y León solidaria y volcada, que sigue «muy encima de ellos para ver en que puede ayudar».

En Accem llegaron a disponer de hasta 1.100 plazas de acogida en la Comunidad, y ahora tienen a unos 600 refugiados alojados, más allá de los que requieren otro tipo de servicios, con en total 1.788 desplazados atendidos en la Comunidad en sus sedes de Astorga (León), Ávila, Burgos, León, Salamanca, Segovia y Valladolid.

EN SU CABEZA ESTABA VOLVER A CASA CUANTO ANTES

Estos desplazados, reacios en un primer momento a participar en actividades sociales o aprender el idioma, «porque en su cabeza estaba volver a casa cuanto antes», buscan ahora mejorar competencias e idioma para una mayor integración social y laboral, explica Duque.

«Ya hace mucho tiempo que no llega gente de Ucrania», añade Duque, y las cifras así lo constatan, con apenas movimiento en los últimos meses y que sitúan en unos 4.000 los que tienen protección temporal en la Comunidad, según los datos facilitados a EFE por la Delegación del Gobierno en Castilla y León.

Al término de la primera semana de febrero, el acumulado de protecciones era de 371 en Ávila, 529 en Burgos, 635 en León, 295 en Palencia, 631 en Salamanca, 527 en Segovia, 213 en Soria, 552 en Valladolid y 230 en Zamora.

Los datos son muy similares a los de las tarjetas sanitarias de desplazados que ha dado la Consejería de Sanidad de Castilla y León en ese tiempo, con 3.766 en total: 288 en Ávila, 467 en Burgos, 608 en León, 235 en Palencia, 563 en Salamanca, 408 en Segovia, 331 en Soria, con 678 en Valladolid y 188 en Zamora.

1.272 ALUMNOS EN LOS COLEGIOS DE LA COMUNIDAD Y 75 EN LAS UNIVERSIDADES

Los que mejor se han integrado han sido los niños y jóvenes que han llegado a la Comunidad, que han aprendido rápido el idioma, con 1.272 escolarizados en primaria o secundaria y otros 75 en las universidades públicas de Castilla y León, según datos aportados a EFE por la Consejería de Educación.

En el Colegio Rural Agrupado Campos Góticos de Medina de Rioseco, en Valladolid, estudian 13 de esos niños ucranianos acogidos en la Comunidad, de entre 3 y 6 años, que se están adaptando bien al pueblo y sus actividades y avanzan en el aprendizaje del castellano, según explica a EFE la jefa de estudios, Verónica de la Iglesia.

NO QUIEREN NI HABLAR DE LA GUERRA NI PINTAR NI UNA BANDERA

Ya a principio del conflicto, Medina acogió a dos de las primeras familias que llegaron en taxi desde la frontera de Ucrania, con 7 y 3 hijos, y en agosto llegaron las siguientes al centro de refugiados, no sólo de Ucrania, que tiene la Asociación Progestión en el municipio.

La profesora explica que en el colegio, de 340 alumnos, hay escolares de catorce nacionalidades; y detalla que en Ucrania los niños no van al colegio hasta los seis años y dan mucha importancia a la educación musical, por lo que muchos saben tocar algún instrumento, con alguna familia que está en la escuela de música municipal y otros que se han apuntado por ejemplo a baloncesto.

Muchos no quieren hablar nada de la guerra, «no quieren ni tocar el tema, no les gusta ni pintar una bandera», refiere la docente, que destaca la capacidad de adaptación de los pequeños.

127 MENORES EN FAMILIAS DE ACOGIDA

Una buena parte de los menores que han llegado de Ucrania a la Comunidad están con sus familias, aunque la Junta tiene la guarda provisional de 242 menores, entre ellos los 72 niños del orfanato de Mariupol, la mayoría con grandes discapacidades, están escolarizados en centros de educación especial e instituciones específicas de Valladolid, donde se van adaptando bien, aprendiendo las costumbres y la cultura, ha explicado a EFE la directora de Familias, Infancia y Atención a la Diversidad, Esperanza Vázquez.

Ha destacado además que 127 menores están con familias de acogida que no son sus padres, y en algunos casos los adultos que llegaron con esos menores que no eran de su familia han pasado por una valoración para hacerse con su guarda.

HASTA LA PRIMAVERA NO HABRÁ CAMBIOS SOBRE EL POSIBLE RETORNO DE LOS NIÑOS

Vázquez ha detallado que la cónsul ucraniana en España, Yuliya Gladush, les explicó en su visita a la Comunidad del pasado 8 de febrero que hasta primavera el Gobierno de su país no tomará decisiones sobre el retorno o no de esos menores no acompañados.

La directora de Familias ha detallado que la Consejería ha dado 294 ayudas de 400 euros al mes durante medio año a refugiados ucranianos sin recursos económicos suficientes, con cien euros más por cada menor a su cargo.

NOTICIAS BUENAS NO HAY: SI DEJAN DE LUCHAR UCRANIA DESAPARECE

En ese movimiento solidario desde el minuto uno que estalló la guerra está Vasyl Tsekh, un ucraniano que lleva 22 años en Valladolid y que creó la Asociación Castilla y León para Ucrania para tener una base legal desde la que articular la ayuda a sus compatriotas. Ya ha fletado 11 camiones y 14 furgonetas.

No se limita a eso, echa una mano a los refugiados cuando necesitan ayuda en trámites, con el idioma, o para buscarles un trabajo cuando se entera de que alguien necesita trabajadores, refiere a Efe.

Cada día habla con sus amigos y familia en Ucrania y «noticias buenas no hay», están «luchando para lograr la victoria, sin dejan de luchar Ucrania desaparece», añade Vasyl, que advierte de que la posguerra será aún peor.

Los refugiados que han llegado a Castilla y León quieren sobre todo volver a su país, «entran y salen de la Comunidad», buscando trabajo o hacia donde tienen algún familiar, en sitios con mar. Como muchos son mujeres y niños se están volviendo a Ucrania y Polonia para estar más cerca de los suyos, detalla.

En cuanto a los trabajos que han encontrados, sobre todo son de hostelería, limpieza de hogares, o cuidado de niños y mayores, y sobre todo les cuesta el idioma y las comidas, a las que no se acostumbran. Otros saben que no «la cosa no está para caprichos y se han acostumbrado», concluye.EFE

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