VULGO RELATOS Desde la Gran Rusia: Homenaje Vitorino

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VULGO RELATOS Desde la Gran Rusia: Homenaje Vitorino

AÑO 2014  La salida del autobús puntual como siempre en la Estación Sur. Unos segundos antes de cerrarse la puerta entró una chica de aspecto caucásico, piel blanca parte como pálida, partes como rosáceas con pecas, ojos azul claro y el pelo largo recogido. Sus pómulos resaltados, como pifpiretos; sonrientes.

UNOS HOMBRES JÓVENES MIRAN COMO ECXPECTANTES DESDE LA ZONA DE LOS ASIENTOS DE ATRÁS.

Pantalón corto de verano, bastante corto, piernas bien armadas y proporcionadas, camisa fina azulada  y bolso de cuero marrón. No llevaba más, ni tan siquiera teléfono móvil.

Se sentó justo a su lado como quien monta en el autobús para ir a clase. No se lo podía creer, fue mirar a la derecha y zas, se le veía parte del pecho derecho con el pliego que hizo la camisa a la altura del escote con la tira del bolso cruzado y al sentarse.

La chica era espectacular. Simpática con carácter comedido y extrovertido a la vez y aspecto físico de jugar al balón mano. Decía que venía de la universidad de Unamuno de estudiar español y que conoció a un chico de un pueblo cercano y que iba a verle antes de viajar a Barcelona.

¿Y no llevas bolsa ni maleta?

¿Por qué?

Vas lejos y sólo llevas un pantaloncito corto y una blusa con la cinta del bolso monedero de mano cruzando el pecho.

En ese momento le señala de forma elegante con la mano, ya que se la veía desde el principio un pecho en su totalidad: Vitorino y apuntado al exterior. Muy bonito. Pezón alargado precioso.

La chica, tras ajustarse el escote, pregunta por qué dice eso.

El pueblo al que vas es dos paradas antes que el mío, que está a cinco horas de viaje.

La mujer  joven, con gesto enojado, concluye que la han engañado.

El hombre le habla de su familia, de su casa del pueblo y que si quiere es bienvenida siempre que si algún día va él al suyo en la gran Rusia, también le de alojamiento al menos un fin de semana.

La chica lo valora, pero al final, tras bajar en su destino, pregunta en la estación y le dicen que en dos horas hay un autobús de vuelta. Sube al vehículo y se lo comunica a nuestro hombre.  Se despiden.

Una pena, pensó él. Era su primer contacto humano y femenino tras meses y meses y meses de ir saliendo de los efectos físicos adversos de un medicamento: meses y meses en cama.

Qué bien lo habríamos pasado entre ríos, bodegas y playas, exclamó para sí. Además, tenía dinero por haber malvendido su casa para pagar deudas y sobrevivir tras la mala pauta médica. Y era verano.

El día antes, precisamente, había viajado para tener una reunión con una abogada para negociar el pago de la deuda principal: una pensión alimenticia.

La abogada, que ahora sabe que era un poco traicionera, sabía que el hombre iba a viajar. (Ocho años después le confirma que ella no sabe nada del asunto y de hecho le da asesoría al respecto).

La ciudad  en la que estudió español intensivo la joven mujer del autobús es en la que vive una cuñada del hombre. Ella aparece en la primera parte de estos relatos como harto sospechosa de vulgo difamadora.  REDACCIÓN VULGO RELATOS

EL CONTACTO SEXUAL EN ESPACIO PÚBLICO ES MOTIVO DE ARRESTO Y MULTA.

HIPÓTESIS:

ERGO, LA ESCENA EN EL AUTOBÚS A SU PUEBLO TAL VEZ BUSCABA ESO.


TRAMPAS DOSIER, EN AMAZÓN

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